lunes, 21 de abril de 2014

Ha sido un día agotador, pero encantador, es otoño, me encanta el otoño, el viento me mece como  si fuera yo una camiseta tendida en el patio trasero, me toca suavemente la cara y, al mismo tiempo la refresca, con el mínimo sol saliente mis mejillas se sonrojan como el pecho de una loica... hoy como ayer, pensé en ti, en tus suaves labios, en tus azules ojos, en tu dorada piel, en tu ancha espalda, en tus fuertes brazos... esos brazos que me envuelven, esas manos que no dejan un rincón de mi cuerpo sin caricia, esa mirada penetrante que me regalas cuando me estas amando, las sonrisas y los juegos de adultos; las palabras solemnes de amor y picardía, enredados como si el mundo se hubiera detenido y, en ese momento glorioso en el que parece que el mismo San Pedro nos diera la llave del cielo, yo abro mis ojos y contemplo tu belleza, para dejarme caer en un gemido, para sentir tu aliento, para ser tuya y no ser de nadie, de nadie además del viento.

                                                                                                                                Para PCM

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